Así se hizo la Collalba Rubia

Oenanthe hispanica

 

 

De camino a poner comida a una pareja de Alcaudones Reales que tengo localizados en mi segundo pueblo, Cueva de la Mora, por el camino de la “Finca de Pablo”, algo llamó mi atención. Allí, encima de un poste de la alambrada de la zona donde la mina deja sus despojos estaba posado este macho de Collalba Rubia de garganta blanca, que seguía allí cuando volvía de poner comida a los Alcaudones.

 

 

 

 

Esta especie no para mucho por la zona. Suelen parar unos días a reponer fuerzas para retomar viaje, aunque algunas, las menos, anidan por nuestra zona. Por si acaso en ese momento cambian las preferencias y nos ponemos a trabajar para que no se vaya, me aguante unos días y poder fotografiarla.

 

 

Justo delante del poste donde la había visto dos veces le planto la merienda, unos tenebrios que las vuelven locas. Suficientes para que me aguantase un par de días que tardaría en volver para seguir trabajando.

 

 

 

 

Ellas suelen comer en el suelo, pero les gusta estar subidas a algo, de ahí que colocase algunas piedras típicas de la zona grandes donde pudiese otear y sentirse cómoda y seguimos con las cebas.

 

En este momento ya hay que tener en cuenta la luz que vamos a tener al hacer la foto, por qué sitio nos sale el sol, si quiero la luz lateral o justo en cámara, etc., y por supuesto los fondos, así que buscamos algo que nos guste en color y contraste con los colores del posadero y el animal a fotografiar.

 

 

Debido a la proximidad del camino, no puedo dejar ningún hide fijo, por lo que hay que jugársela con el tumbing portátil, que le planté allí en cuanto llegué el viernes y se lo dejé toda la tarde con una piedra en punta justo donde iba a fotografiarla. La ayuda de la merienda cerca de esa piedra y entremetida por los huecos que tiene la misma, eso sí, sin que se vea mucho y a seguir esperando. El posadero, en principio, se lo pongo más o menos retirado, a unos 6 pasos para que no le cueste en exceso entrar, pero después, a medida que se va confiando y ve que el hide “no le hace nada” lo voy acercando hasta dejarlo más o menos a unos 4 pasos para que esté ajustada en el encuadre.

 

 

 

 

Dudó y receló, mucho al principio, pero al final se fue acostumbrando y le pudieron las ganas de comer, así que entro. Después… a acercártela poco a poco para llenar encuadre, ir cambiando los posaderos y fondos para que no sea siempre la misma foto y disfrutar de él todo el fin de semana, eso sí, con la comida cerca que si no nada los atrae al sitio, pero localizándola justo donde queremos hacer la foto. Tiraremos de ingenio y la camuflaremos en las rocas de forma que el pájaro lo vea pero no salga en la foto (en esta ocasión en una grieta en las rocas) o haremos lo que se nos ocurra para conseguir que se suba donde queremos y por supuesto, el tarro tenemos que quitárselo, de otra forma se irá a lo fácil y no los tendremos donde queremos.

 

 

 

 

Aquí algunos resultados, espero que os ayude

 

 

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